Los matemáticos serios son los que no se ríen nunca by Claudi Alsina

Los matemáticos serios son los que no se ríen nunca by Claudi Alsina

autor:Claudi Alsina [Alsina, Claudi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias exactas
editor: ePubLibre
publicado: 2024-02-10T00:00:00+00:00


El traidor y ladrón: Girolamo Cardano

De Girolamo Cardano (1501-1576) ya hemos comentado aspectos de su vida en el capítulo 2. Veamos ahora cuál fue su traición a Fontana. Parece que el primer matemático que resolvió ecuaciones cúbicas con métodos algebraicos fue Del Ferro, el cual justo en el momento de morir lo contó a su discípulo Fior. Así, Fior supo cómo se resolvían las ecuaciones del tipo x3+ ax = b, pero no de otro tipo.

Como entonces eran populares los retos públicos sobre resolución de problemas, y Fior decía saber resolver las ecuaciones cúbicas y Tartaglia había hallado cómo resolver las del tipo x3+ ax2= b, se montó una sesión donde Fior y Tartaglia propusieron cada uno treinta problemas. Y ganó Tartaglia por goleada, lo que incrementó su fama. Motivado por esto, logró resolver totalmente las ecuaciones de tercer grado.

Cardano había leído en la Suma de Pacioli lo difícil que era resolver la ecuación cúbica general, pero, al enterarse de los éxitos de Tartaglia, intentó hallar por su cuenta la solución al problema, cosa que no logró. Un año después (1539), a través de un intermediario, Cardano hizo llegar a Tartaglia la propuesta de citar su solución y su nombre en el nuevo libro que quería publicar. Este rehusó diciendo que ya la indicaría él en una obra suya. Tampoco aceptó la petición de Cardano de comunicársela en secreto.

En un nuevo intento por descubrir la fórmula, Cardano invitó a Tartaglia a viajar a Milán, donde lo recibiría en su lujosa casa y podría conocer al gobernador de Milán. Esto cambió la actitud de Tartaglia, un profesor mal pagado, al ver la posibilidad de que en Milán le ofreciesen un trabajo mejor, y allí se fue. ¡Grave error!

Una vez allí, Cardano usó sus dotes de persuasión hasta que logró convencer a Tartaglia de que le explicara su solución, prometiendo formalmente no contarla nunca a nadie, ni publicarla, ni siquiera dejarla escrita entre sus papeles en lenguaje normal (la anotaría usando un código). Y Tartaglia cayó en el doble error de facilitar a Cardano el poema en el que estaba descrita la solución y en el de no publicarla por su cuenta.

En sus dos libros siguientes, Cardano no la mencionó, pero perfeccionó la fórmula con su discípulo Ferrari y ambos lograron resolver la ecuación de cuarto grado.

En un viaje a Bolonia (1543), Cardano y Ferrari supieron por el matemático Della Nave que Del Ferro había sido el primero en resolver una cúbica y Cardano publicó los resultados de cúbicas y cuárticas en 1545 en su Ars magna; eso sí, citando a Tartaglia y Del Ferro. Como era previsible, Tartaglia se sintió traicionado y explicó su versión de los hechos en su libro Nuevos problemas e invenciones. Siguieron cartas llenas de insultos. Cardano no quiso mantener un debate público, pero Ferrari retó a Tartaglia en Milán, donde el debate se inició, aunque Tartaglia se retiró y vivió infeliz y pobre el resto de su vida.

La historia ha hecho que la fórmula de la solución de la ecuación cúbica lleve hoy el doble nombre de Cardano-Tartaglia.



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